Queridos en Ámense:
Hoy podemos ver no sin dolor la situación de nuestra Iglesia, en especial los conflictos graves en el Vaticano. Vemos a un Papa anciano, lleno de dificultades, unas que le vienen de fuera, y otras que parten de sus límites personales; sin embargo, cuando leemos las lecturas de hoy, podemos captar que son tal y como si se escribieran para estos tiempos, y en especial para estas dificultades.
Se pide en ellas compasión y perdón por los pecados cometidos, se pide que no seamos tratados como nuestros pecados se merecen. Es increíble cómo lo que el Padre nos dice en el "Cada Día" (Método de intercambio en Ámense sobre las lecturas diarias llevadas a la vida cotidiana y a las Instrucciones de Ámense), tiene que ver siempre: o con situaciones de corte personal, que cada cual puede interpretar o; con aspectos del ámbito familiar y, en este caso, quizá abarque los tres ámbitos que propone Ámense. Sin embargo, no podemos pasar por alto que parecen estar directamente encaminadas a dar respuestas a la delicada situación de nuestra Iglesia, teniendo como máxima el Vaticano.
Esperamos que cada uno pueda reflexionar con sus propios medios, y que este escrito sirva para dinamizar lo que hay dentro de cada cual, tal y como solemos hacer en Ámense.
Un abrazo,
Sara, no sin mi Alberto.
COMENTARIO DE LIUDMILA
Queridos en Ámense:
Estamos viviendo momentos difíciles en la Iglesia, y como cada proceso pascual, trae dolor, resistencia al cambio, una lucha por continuar como se era antes, hasta que se da el paso hacia la muerte y resurrección (Ámense). En estos momentos veo a la Iglesia así, pasando por un proceso pascual donde todos nosotros tenemos también que hacer lo que nos toca, que desde aquí es orar para que el nuevo Papa tenga una visión integradora de la Iglesia donde no se le pase por encima a la persona humana, sino que se vea a cada individuo con su propia luz. Al mismo tiempo sea Pastor que reúna a sus ovejas y las cuide y las guíe por el camino de la verdad. Al final, todos somos hijos de un mismo Padre y El nos llama a vivir en comunidad, no a estar aislados.
En las lecturas de hoy veo el llamado precisamente a renovar la Iglesia que empieza por nuestra propia renovación. No podemos esperar que el cambio empiece desde el Papa y llegue hacia nosotros, sino que debe empezar por cada uno de nosotros en nuestra vida personal. Seguir creciendo en nuestro autoconocimiento y en la relación que tengo con mi Padre, pedir adecuadamente (como hemos aprendido en Ámense) y esto también nos lleva a que ahora pidamos por un Papa que promueva sanación y reconciliación y defienda las verdades fundamentales de la fe católica que de ninguna manera están en desacuerdo con la realidad de vida personal y familiar (propuesta de Ámense). Que los ritos, los preceptos, las viejas costumbres no sean un peso para los creyentes, sino que las enseñanzas de Jesús se puedan vivir libremente actualizando a la Iglesia con la realidad de los tiempos que estamos viviendo y así ser un espejo para el mundo de Jesús. Un Papa que no tenga miedo a enfrentarse a un sistema que se corrompe desde adentro (tanto la familia y la sociedad como la institución religiosa), que sea honesto para denunciar las injusticias que se cometen en el mundo, así como las que suceden dentro de nuestra Iglesia. Que sea humilde y reconozca los errores que la Iglesia como institución ha cometido, que sepa pedir perdón por ello (como lo ha hecho el Papa Benedicto XVI), y ayude a sanar los daños que se han hecho a través de los años. Pero primero tenemos que empezar por sanar nuestros daños y ser misericordiosos con nosotros mismos y con los demás.
Hay muchos ataques continuos hacia nuestra Iglesia pero ninguno es más peligroso que el que sucede desde dentro y es ese el que tenemos que evitar.
Aquí, en Ámense tenemos una luz que nos ha servido para empezar un camino en nuestras vidas, que hemos llevado a nuestros hogares y que ahora estamos llevando en comunidad. Es una luz que contagia y que el mundo necesita y que esta hambriento de ella.
Oremos para que esta luz sea también una llama renovadora en estos momentos de crisis en nuestra Iglesia y por el nuevo Papa. Que no sean los intereses creados, ni la politiquería, lo que mueva a los Cardenales a escoger al Papa, sino el Espíritu Santo que habita en cada uno de nosotros.
Liudmila Benitez (Liudmy)
COMENTARIO DE VICTOR MANUEL DELGADO
Queridos en Ámense:
Yo comparto también esta reflexión de ustedes hoy en la cual veo que las lecturas se aplican a los tres ámbitos que Ámense propone.
La aplicación a la realidad actual de la Iglesia es evidente y la veo no sólo en la lectura de hoy, sino en varias de la semana pasada. Se combinan varios signos para dejarnos ver que el Padre está tratando de decir algo. Tenemos este tiempo de Cuaresma en el que las lecturas constantemente nos llaman a la conversión y en todas las noticias actuales encontramos que la Iglesia está en primera plana. Mi criterio es que independientemente de la forma en que es atacada por aquellos, cuyos intereses están en contra de ella, los escándalos que hemos visto han sido causados precisamente porque en sus varios niveles han habido personas que se han apartado de los preceptos del Padre. Para nosotros también es un llamado porque todos podemos abandonar los preceptos.
Cuando recibimos la ceniza se nos dijo: “Conviértete y cree en el Evangelio". Para mí, Ámense tiene una relevancia tremenda en todo lo que propone y hace, porque es una fuente de alimento para la persona, cuya necesidad de estarse convirtiendo (haciéndose), desde su concepción hasta su muerte, es constante (Ámense), y donde diariamente creemos en el Evangelio cuando llevamos la Palabra a nuestra vida a través del "Cada Día".(Método de intercambio en Ámense sobre las lecturas diarias llevadas a la vida cotidiana y a las instrucciones de Ámense)
Oremos para que en nuestra Iglesia haya sanación. No con las soluciones de los intereses que están en su contra, como la mayoría de la prensa que se publica propone, sino que los que la formamos, encontremos como en el Evangelio de hoy, verdaderas respuestas para sanar y crecer.
Oremos para que haya condiciones propicias y pueda haber un dar y recibir adecuado en lo que Ámense propone y nuestra Iglesia necesita.
Víctor Manuel Delgado (Vitico)