Hoy es el día de las madres, lo
celebramos cada cual como tenemos costumbre, la mayoría de las personas lo
celebran con sus madres, si éstas están aún con nosotros, los que ya las han
perdido, lo celebran con el recuerdo, pero todos tratamos de celebrar un día
que se ofrece a las madres.
Existen muchos dichos como "madre
hay una sola", "la madre es lo más grande del mundo" y hasta los
hay chistosos como "la cosa está de madre" y así; el honrar a las
madres es una costumbre para algunos, y para muchos es un deber y un gusto. Pudiéramos
tratar de entender lo que sienten las mujeres cuando se convierten en madre, pero
esto se hace imposible, pues ese sentir es único de cada cual, por un lado; y
por otro, es imposible comprender lo que se mueve dentro de una cuando es
madre.
Pudiera decirse que se hace imposible
el transmitirlo, es como si el mundo se detuviera y existiera solo esa personita
tan pequeña, y tan dependiente de uno. Aparece el sentir la responsabilidad
mayor del mundo, y al mismo tiempo, el amor más intenso y seguro. Es como si se
diera ya un sello para toda tu vida, donde siempre nos entregamos y nos
entregamos... Sí porque, en cada etapa de vida de nuestros hijos, el nivel de entrega
es tan intenso que no puede describirse. Pero ¡cuánto cambia la manera en que
lo podemos expresar! Sí porque después de entregar casi tu vida a los hijos,
estos crecen y se hacen adultos y ya la entrega debe expresarse de otra forma;
y ya el orgullo de haberlos hecho grandes se transforma en el de verlos actuar
de manera adulta con sus propios hijos de forma independiente. Y la entrega se
vuelve ayuda, y la responsabilidad se pasa a ellos, y la vida sigue y sigue su
curso; pero aquel destello maravillosos que se disparó ese día en el que los
trajiste al mundo, eso no cambia, eso permanece por siempre en nuestros
corazones y se nos hace imposible el poderlo expresar, porque es
intransmisible.
Si alguien me preguntara que, suponiendo
que el tiempo volviera atrás y pudiera cambiar algo, si escogería tener al hijo
que tuve, yo le respondería: ¡SÍ! Una y otra vez, todo lo volvería a vivir
igual, no porque estuviera conforme con todo lo que viví, no, sino por el solo
hecho de que volvería a tenerlo a él; y eso yo no lo cambio por nada en este
mundo: el regalo divino de haber sido madre de mi hijo.
Quiera Dios que sepamos ser madres
siempre y en cada momento de la vida de nuestros hijos, para saberlos criar
correctamente y para saberlos soltar cuando sea necesario; pero con la
seguridad que sabrán vivir en este mundo con los valores que les inculcamos y
que puedan valorar ellos más tarde la entrega de una madre.
Quizá, después de tantos años, pudiera
decirte que para mí el ser madre ha sido lo más hermoso, bello, luminoso,
intenso, bueno, lo más grande y puro, lo que me despertó el verdadero amor de Dios y hacia Dios y la tremenda admiración y agradecimiento a nuestra
Madre María por esta herencia. Sí, porque la Maternidad es una heredad de María, algo que nos legó, y de lo que
nadie como Ella ha sido Fuente y Vida.
¡Feliz día de las madres en este año
2016! Para todas las madres, las que conozco y las que no conozco, las que
quiero y con las que no he estado tan bien.
¡FELICIDADES!
Sara, no sin mi Alberto