Bromas a este estilo se acostumbraban hacer en Cuba en este día 28 de diciembre: un aviso, una comunicación sorprendente, un engaño; que de momento irrumpe como algo inesperado y saca de paso a las personas, con su adrenalina, provocando susto o, mucha alegría, o reacciones emocionales encontradas, que luego, inmediatamente se desvanecen ante el grito de ¡Inocente!!!, con la consiguiente carcajada. Es una forma de divertirse y de alegrarse este día que forma parte del tiempo de la Navidad. Se hacían más bien a los familiares y amigos, nunca socialmente en los medios masivos de comunicación, porque esto ya podría tener otras connotaciones...
En efecto, en este tipo de chistes, para que sea verdaderamente una jovialidad sana, que ayuda a un ambiente de alegría, debe tenerse mucho tino al hacerse, puesto que está muy cerca el límite que separa a una broma, de una maldad. Evidentemente hay chistes que se pasan y pueden traer grandes disgustos en las relaciones, sobre todo si no tenemos en cuenta tres factores básicos:
1) El conocimiento de la persona a la que le hago la broma y su sensibilidad.
2) El grado de confianza que está construida en esa relación.
3) La circunstancia particular que está viviendo en ese momento, esa persona.
En todo caso, para que "el engaño" traiga el efecto relacional constructivo debería ser, en primer lugar, particularizado: se emplearán aspectos que interesan a la persona en cuestión. No va a ser eficaz una misma broma para todas las personas. En segundo lugar, hay que considerar que se sostenga por un corto tiempo, sólo un momento, no prolongarlo mucho rato. Por último debe ser ocasión para mostrar el afecto a la otra persona, expresarle cuánto se le estima y se le quiere, por lo cual se le tiene en cuenta en esta fecha.
Ahora bien, lograr esto, en la práctica, puede ser poco menos que imposible, si cada cual no tiene un adecuado autoconocimiento; ya que existe una verdad en ese dicho popular de que: "las peores cosas se dicen jugando". Podemos constatar, muchas veces, hasta crueldad en la manera como se hacen las bromas en la vida cotidiana (no sólo un día como hoy) y, vemos hacerlo hasta entre amistades, hermanos, parejas, familiares que dicen quererse mucho entre sí... Sucede aquello de que queriendo hacer un bien hago el mal que no quiero (Cfr. Rom. 7, 15ss.) y son estos casos en los que podemos estar matando lo bueno en nosotros mismos (porque no logra salir) o en las demás personas, a las cuales podemos tratar con "etiquetas" que no corresponden a su verdad más completa. Estar en contacto con esta verdad sobre uno mismo es una propuesta de Ámense para todo en la vida. Es la única manera de hacer que de mí salga el Bien que quiero y no el mal que no quiero. A veces llegamos a un punto de tal equivocación sobre nosotros mismos, que podemos llegar hasta disfrutar, de manera inconciente, de una verdadera maldad, como si se tratara de un bien. En este caso estamos aliándonos al mal que falsea, divide y mata.
No podemos olvidar que el día de hoy tiene como conmemoración, el drama de la matanza de los niños en Belén (ver artículo "Fechas que marcan el tiempo y el significado de la Navidad"), y Ámense no puede dejar de transmitir también su mensaje que ilumine esta Conmemoración de los Santos Inocentes.
En realidad no conocemos si existen fuentes claras sobre el origen de esa tradición de hacer bromas este día; pero sí sabemos que detrás de esa gran tragedia de agresión a la vida, ligada precisamente al Nacimiento de la Vida, que es Dios con Nosotros, es posible siempre sacar a flote, el Sentido Alegre que puede encontrarse en todo hecho doloroso o traumático, cuando se integra y se asume dentro de ese Misterio de vida que nos reveló Jesús al pasar por el sufrimiento y la muerte que lo condujeron a Su Triunfo de Resucitado.
Hay siempre una inocencia en nosotros -como sucede a los niños- cuando nos alteramos, nos preocupamos y perdemos el tino y el control personal; por no comprender, por no saber, por no ver más allá, por dejarnos ilusionar por algo no verdadero. Pero el vínculo con el Padre siempre nos devuelve una Paz y hasta un gozo superiores, porque Él si Sabe, el tiene designios muy buenos y muy superiores a nuestros temores, aspiraciones o sufrimientos. Es como si el Padre sonriera por encima de nuestras alteraciones y nos dijera: "¡Inocente!; pero nunca con "burla", sino con jovialidad, porque El sabe lo que nosotros aún no sabemos, El sabe hacer concurrir todo para el Bien. Es la jovialidad y la alegría del Niño Dios que superó la maldad del Rey Herodes, quien creyó haberlo eliminado con aquella matanza de los niños menores de 2 años nacidos en Belén... es la exclamación de ¡Paz a ustedes! que dijo Jesús a sus discípulos, cuando estaban aterrados, después de verlo morir en la Cruz.
¡Sigamos teniendo Navidad!, recibamos la Paz ante cualquier realidad que tengamos que enfrentar, no una paz evasiva, proveniente de un bloqueo interno, sino fruto de nuestro vínculo con quien venció sobre lo falso, sobre el sufrimiento y sobre la muerte!
Abrazos inocentes reciban hoy
¡Que pasen un día feliz!.
Sara y Alberto